miércoles, 13 de marzo de 2013

Cueros artísticos – (corioplastia) - 3-

Tomas G. Larraya
Sucesor de E. Meseguer. Editor 1956

No tardo en adquirir en la capital del califato hispano, gran desarrollo esta forma de trabajar y decorar el cuero, su perfeccionamiento, técnica y arte, así como el carácter autónomo de los motivos decorativos, las composiciones, coloraciones y las pátinas áureas y argenteas, que en tiempos del califa Abderramán III, era tan grande la maestría de los guadamacileros cordobeses, que sus obras eran ensalzadas por los escritores, y los cronistas las destacaban y detallaban y se complacían en hacerlo constar, repitiéndolo durante varios lustros hasta los más renombrados historiadores de la raza, como puede leerse en el << Aroma del ramo fresco del Andalus >> de Abul Abbas El Makkari, que al describir la entrada triunfal del citado califa de Córdoba de regreso de una de sus expediciones guerreras victoriosas, señala: << Llamaba la atención de su pueblo el rico arnés de cuero labrado y dorado con que llevaba enjaezada la blanca yegua del desierto que montaba >>.
Tan famosos llegaron a ser los guadamaciles producidos en Córdoba que tanto en España como en el resto de Europa, se llamó desde entonces cordobanes a los cueros de tal forma trabajados.
También en otras ciudades se hicieron guadamaciles o cordobanes de excelente calidad en Sevilla, Valencia, Toledo, Barcelona, Ciudad Real, Ciudad Rodrigo, Valladolid y otras ciudades y villas de menor importancia.